Hay comentarios que hieren, dejándote en ridículo y afectando a tu estado de ánimo. Aprende a mejorar tu agilidad en la respuesta.
Hay situaciones en que los comentarios, ya provengan de un colega de trabajo, un compañero de clase, el camarero de un restaurante, incluso la propia pareja, duelen. Ante estos ataques repentinos uno se queda en blanco, sin saber qué decir, que hacer ni cómo reaccionar.
Construir un escudo
El estado de ánimo no debe depender de los demás. Por eso es necesario construir un escudo protector en nuestro interior para evitar que los comentarios y burlas nos afecten tanto, teniendo en cuenta que el agresor conoce nuestros puntos débiles, y los atacará, comprobando que el comentario insolente ha llegado a su destino.
Mostrar un porte seguro
Para que nos tomen en serio debemos caminar erguidos, con la espalda recta, buscando el contacto visual en todo momento, siendo amables sin ser sumisos y decir las cosas claras. No reír cuando otras personas nos pongan en ridículo o se rían de nosotros, mostrando así dignidad y seguridad en nosotros mismos.
Maneras de afrontar una provocación
Mucha gente lanza provocaciones con intención de manipular, presionar y muchas veces humillar a la víctima, corriendo ésta el peligro de entrar en una depresión. Los provocadores disfrutan de esta situación, porque han conseguido doblegar la voluntad de la otra persona. Veamos cómo se puede reaccionar para no caer en este rol victimista:
* No decir nada, guiñar un ojo o sorprender con una leve sonrisa al provocador, ya que en muchas ocasiones hace más daño el silencio que darle la réplica que espera.
* Desviar la atención del comentario, con un tema que no tenga nada que ver (Parece que hoy lloverá, ¿Qué tal fue el fin de semana?).
* Responder con un comentario monosilábico (¡Qué cosas! o ¡Vaya!, ¡Ya veo!, ¡No me digas!) , que resulta especialmente adecuado para personas que se quedan mudas ante una burla y no saben qué responder.
* La réplica imprevisible hace que para confundir al agresor renunciemos a la lógica y a la razón y ante su ataque responderemos con un refrán (Siempre digo que una golondrina no hace verano, La suerte de la fea la bonita la desea, Uno por otro y la casa sin barrer). La gran ventaja de esta estrategia está en su sencillez, únicamente tienes que conocer algunos refranes y tener la capacidad de contestar con uno que esté totalmente fuera de contexto.
* Responder con una pregunta (Esta propuesta es el colmo de la estupidez. Réplica: ¿Qué quiere decir con “el colmo de la estupidez?). La réplica te saca de la posición de inferioridad, haciendo que el agresor tenga que justificar el comentario que ha hecho, dejando de ser tú el vencido para poner tus propias condiciones. En otras palabras, defenderse preguntando.
* Dar la razón en algunos casos es lo mejor que se puede hacer, ya que el agresor lucha para tenerla y, cuando se le da, los ataques cesan debido a la gran cantidad de tiempo y energía empleados en conseguirla.
* Ceder en parte y mantenerse firme en el resto, demostrando al agresor que entendemos su postura pero que nos mantenemos firmes en nuestros propósitos.
* Elogiar al adversario. Esta estrategia es recomendable si tras un primer encuentro aún pretendes mantener una conversación razonable con él (Si eres tan sensible, jamás llegarás a tener éxito. Réplica: Admiro sus consejos y experiencia). Pero no lo elogies demasiado, ya que el adversario estará hasta contento aunque no lo exteriorice.
Aprender cada día
Hay gente que tiene un don, el de la palabra, y lo domina con una agilidad y destreza impresionantes. Solo nos queda practicar y aprender cómo utilizarlo, para sentirnos mejor con nosotros mismos e impedir que comentarios desagradables nos afecten, controlándolos y rechazándolos cada día con más habilidad. La práctica lleva a la perfección.
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